ENTRE ESTILOS DE BODAS
Cada año las bodas suben el listón. Si bien antes era suficiente con un buen banquete y un poco de animación, ahora resulta casi imposible no ofrecer un Photocall, un Candy bar, un sweet corner, un sitting plan y las mil y una novedades cada año más ambiciosas. Es imprescindible contar con un espacio lujoso, un catering de calidad, música ambiental con toda la personalidad posible y sobre todo con un estilo y decoración propio. Un estilo que marque la diferencia, que refleje el “vosotros” más absoluto.
Conseguir que cada rincón esté dotado de destellos emocionales que alumbren la expresión de cada uno de los invitados es, sin duda, el mayor reto. Por ello cada año aparecen nuevos retos, nuevas formas de seducción que atraen a una u otra pareja. Sólo falta entonces saber cuál es el vuestra.
¿El estilo vintage?
Todos hemos ido a bodas llenas de “vintagismo”, nos hemos sentado en balas de paja o hemos comido entre tarritos de cristal. Un estilo elegante sacado de una novela de Jane Austen y que ha sabido plasmar una época marcada por la elocuencia y del que todos conservamos recuerdos inmejorables, detalles palpables y mucho romanticismo.
¿El estilo Boho-Chic?
Un elegante vocablo: “boho-chic”. Con sólo eso ya podemos imaginar un sinfín de posibilidades. Este estilo parece que nos rodee con sollozos de alegría y maderas decoradas con telas, pampas, alfombras y verdes. Si cerramos los ojos lo visualizamos. Sentimos la frescura de lo original con una pincelada de elegancia y estampados recubiertos de aire libre. Una transición de vintage a rural con un toque de personalidad muy profundo.
¿El estilo Exótico?
Un estilo sólo para los más atrevidos y del que, evidentemente, nunca se queda mal. Una mezcla de clase y exclusividad que alberga gran distinción en cada uno de los detalles. Centros de mesa con olor a personalidad, elegancia en estado puro donde cada detalle tiene su significado. Paletas de color y sensaciones a flor de piel. Lo exótico nunca pasará de moda.
¿El Estilo Silvestre?
¿Margaritas, claveles? ¿rosas, amarillos? Podemos perdernos por senderos de colores. Largos aperitivos entre prados de flores entre sencillez y frescura, entre paz y tranquilidad. Un estilo a lo caperucita roja donde los invitados se sienten como en casa y en el que abundan tonalidades de estilo propio.
¿El Estilo Nórdico?
También llamado como estilo escandinavo. Un estilo surgido por el gran eco rústico y que ha sabido posicionarse de una manera elegante pero firme. Colores verdes muy definidos, coronas de flores imprescindibles, muchas velas, y gran cantidad de madera estilizada y elegancia muy sutil. Un “boom”, sin duda, que parece florecer a medida que avanza con su indestructible grito de piedra y dorado.
¿El Estilo Industrial?
Uno de los estilos donde sumergirnos. Entre líneas simétricas y muy regulares nacen mundos industriales perfectamente adaptados a cualquier petición. Las “imperfecciones” son las protagonistas de una escena pasional en la que el metal, los tonos tierra y la exactitud rigen un estilo en el que la ternura proporcionada por la calidez de la luz y la emoción de los protagonistas consiguen mezclar ambos conceptos casi rozando la perfección.
¿El Estilo Urbano?
Un estilo único e irrepetible a ojos de todos. Dotado de ambición y muchísima personalidad en que el foco de atención es la misma ubicación: la urbe. Ello lleva a escoger espacios poco convencionales como pueden ser una plaza, una biblioteca o incluso un teatro. Un auténtico escenario vanguardista. ¡Un estilo que marca la diferencia!
¿El Estilo Temático?
Una receta explosiva compuesta de divertidos ingredientes. Géneros con una pizca de significado, un toque escenográfico y aliños de originalidad dan como resultado una boda temática llenas de simbolismos que reflejan el carácter y gustos de sus protagonistas: los novios. Un universo al alcance de los más decididos, un estilo dispuesto a sorprender a cualquiera.
Así que, entre organización y decoración, entre preparativos y decisiones encontramos paletas de representación, tonalidades atribuidas un solo factor: reflejar el estilo más puro que alberga cada uno de vosotros.
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